sábado, 30 de noviembre de 2013

Capítulo 1 "Eridión" 2ª parte


 Por fin era sábado, los días encerrada me pongo nerviosa. Ian y yo esperábamos frente al andén, por fin apareció el esperado tren. No era muy lujoso, al menos tenía todas las tecnologías de este siglo. Los asientos, colocados de dos en dos, eran muy incómodos, sin exagerar. El camino era largo, unas cuatro horas.
  Cuando por fin llegamos unas chicas rubias idénticas se acercaron a nosotras.
  - ¿Sois Ian y Danni? - saludó la más seria de las dos. Tenía un extraño acento ruso.
  - Sí somos nosotros. - dijo Ian - ¿Qué queréis que hagamos?
  - Eh, tranquilo Ian - le di un empujón hacia atrás, esas chicas me dan mala espina - Vosotras, ¿Por qué nos necesitáis?
  - Queremos que hagáis un viaje… - dijo la seria.
  - … al reino helado y al reino de fuego. - continuó la otra.
  - ¿Por qué? - insistí.
  - Porque nosotras no podemos, somos las hijas del presidente y nos pillarían en nada. Pero vosotros… vosotros podéis. Nosotras os pagaremos todo el viaje y los suministros que necesitareis durante el camino. Seguidnos.
  Le seguimos y enseguida llegamos al edificio principal, la casa del presidente y su familia. La entrada era gigante, mas bien todo era gigante.
  - Tomad. - dijo la gemela “buena” entregándonos a cada uno una mochila - Tienen ropa para ambos reinos y comida suficiente para alimentar a una familia entera. ¿Contentos?
  - Contentos. -dijo Ian, serio por primera vez.
  Nos dieron de todo: mapas, más ropa, más comida… y dos cartas con el nombre de cada reino suavemente escrito. También nos dieron indicaciones de donde se encontraban los vendedores de vehículos en cada uno.
  - Tenéis que iros ya. Ah y por cierto yo soy Katy y ella es Winter.
  - ¿Ya?¿Y dónde dormiremos? - digo, incómoda porque nos echaran así como así.
  - En el mapa están marcados los hoteles, restaurantes y demás. En las maletas hay bastante dinero. - comentó Winter, la más callada.
  - ¿Armas? - añadí.
  - ¿Necesitáis armas?
  - Sí, las necesitamos. - ¿enserio estaba discutiendo con unas crías de quince años?
  - Esperad aquí - Katy se fue y regresó a los 5 minutos cargada con una espada, un arco y dos dagas -. ¿Suficiente?
  - Gracias. - dijo Ian, era más educado que yo - ¿A dónde vamos primero?
  - Id al reino helado primero. Ahora iros.
  Guardamos las cosas e Ian cogió la delantera.
  - ¡Eh, espera!
  Viajamos mayormente andando pero el cansancio nos pudo. Fuimos de nuevo a la estación de tren. Los trenes no llevan a ningún reino, claro está, pero por lo menos podemos llegar a Número 4 que es la ciudad que está más cerca del reino helado.
  Más nieve. Aquí siempre nieva y hace mucho frío. Busqué en las maletas algo de ropa que me protegiera del frío. Pantalones oscuros, camiseta de cuello alto, abrigo de piel y unas botas. Al parecer las gemelas saben donde nos metemos. Me metí en el cuarto de baño y le dije a Ian que hiciese lo mismo:
   - No quiero que te constipes.
  Él asintió e hizo lo mismo que yo, cambiarse de ropa. Estaba muy guapo.
  - Perfecto, ¿ahora donde vamos? - preguntó Ian emocionado. Cogí el mapa e intenté ubicar nuestra posición.
  - Mira, nosotros estamos aquí - señalo un punto  en el mapa - y tenemos que llegar hasta más allá de la alambrada.
  - Vale, pero ¿Cómo?
  - Muy fácil, hay muchos sitios en los que la alambrada está rota o levantada. Podemos pasar por debajo muy fácilmente, solo hay que ir a algún sitio donde no haya nadie.
  - Vale, creo que detrás de la estación no hay nadie. Vámonos.
  Como había dicho mi hermano no había nadie y pudimos pasar bajo la alambrada sin hacernos daño.
  - Eh, Ian, tu mejilla.
  - ¿Mi qué? - se tocó la zona afectada - Bah, no importa. Es un arañazo menor - sonrió.
  Conforme dábamos un paso nos hundíamos más y más en la nieve, haciendo que fuese más difícil avanzar. Todo era muy bonito pero no había tiempo de fijarse en detalles. De repente, se escuchó un ruido.
  - ¿As oído eso Danni? Parecía un animal o algo así.
  - O algo así. - repetí. Nos adentramos en la maleza y allí estaban los causantes - Solo son unos caballos, Ian. ¿Quieres avanzar más rápido?
  - ¿No estarás pensado…?
  - Shh. - le obligué a callar con mi mano en su boca - Ahí hay dos que están apartados de los demás, venga vamos.
  Nos acercamos lentamente hasta ellos y salté sobre uno de ellos. El caballo, igual de blanco que la nieve que nos rodeaba, dio varios saltos y se puso de pie sobre sus patas traseras.
  - Tranquilo, amigo, tranquilo - le dije acariciándole el cuello. Se calmó un poco - . Así, muy bien. Venga Ian, te toca.
  Él se lo pensó dos veces y se acercó poco a poco al caballo. Le acarició la cara pero la apartó en cuanto éste bufó.
  - No te hará nada si confías en él, venga monta sobre su lomo - y así lo hizo - . ¿Ves como no era tan difícil?
  Ian sonrió y seguimos adelante sobre nuestros nuevos amigos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario